RIP VAN WINKLE

Un día, después de cazar, Rip se sentó a descansar. De pronto oyó una voz que le gritaba:
- ¡Rip Van Winkle! ¡Rip Van Winkle!
Volteó asustado y vio un hombrecito muy pequeño, con barba y con el pelo muy largo, que cargaba un gran barril lleno de una bebida rara. El hombrecito le pidió a Rip que lo ayudara a cargar el barril. Rip lo siguió y por fin llegaron a un lugar del bosque, donde muchos hombrecitos de largas barbas celebraban una fiesta. Rip tenía sed y tomó muchos vasos de la extraña bebida, hasta que se quedó profundamente dormido.
Cuando despertó, estaba en el lugar donde había encontrado al hombrecito con el barril. ¡Todo le parecía increíble! Buscó su escopeta y encontró un arma vieja y oxidada.
Pensó, molesto, que el hombrecito se la había cambiado por una escopeta vieja. Rip comenzó a caminar hacia el pueblo.
No se cruzó con nadie conocido, sólo con unos cuantos extraños que lo miraban con curiosidad. Cuando llegó al pueblo, se tocó la barba y comprobó que le había crecido hasta la cintura. ¡Todo era muy raro! ¿Quiénes eran esos extraños? ¿Dónde estaban sus vecinos? ¡Había muchas casas nuevas!
- “La bebida de anoche me hace ver Visiones”, pensó.
Cuando llegó a casa sólo encontró un montón de ruinas. Pronto se vio rodeado de gente que le preguntaba quién era.
- ¡Soy Rip Van Winkle! ¿Es que nadie me conoce?
Entonces, una joven con un niño en brazos le dijo:
- ¡Yo soy tu hija! Hace veinte años que te fuiste de casa y todos pensamos que habías muerto.
Rip, sorprendido, abrazó a su hija ya su nieto y contó su aventura. Rip no entendía bien lo que le había pasado.
Todos los días narraba su historia a quien se lo pedía, y todos en el pueblo soñaban con tomar un trago de aquella bebida mágica y vivir la fantástica aventura de Rip Van Winkle.
WASHINGTON IRVING
