EL AVE EXTRAORDINARIA

El hombre decidió ir en su busca; pero nadie sabía donde estaba ni cómo se llamaba el ave.
Incansable, el hombre cruzó bosques, montañas y mares llegando hasta el Asia, donde conoció a un anciano que sabía dónde encontrar lo que tanto buscaba.
Juntos escalaron una gran montaña y cerca a la cumbre, pudieron ver al ave. Era bellísima, y tenía las plumas tan blancas que irradiaban una luz sin igual.
- Se llama Lumerpa – dijo el anciano.
Si muere, la luz de su plumaje no se apaga. Pero si alguien le quita entonces una pluma, esta pierde al momento su blancura y su brillo.
El hombre volvió a su tierra feliz, como si una parte de aquel resplandor lo iluminara por dentro. Muchas personas fueron a recibirlo pues habían escuchado de su búsqueda y querían conocerlo.
Luego contó su aventura, asegurando que el plumaje de Lumerpa era como la fama bien ganada y el buen nombre:
Siguen brillando aún después de la muerte y no pueden ser tomadas de quien las posee.
Leonardo Da Vinci (Italia)
