FELIZ NAVIDAD CHIMOC
Una mañana de verano, mientras Amita preparaba más tamales que de costumbre, Chimoc decidió ir a visitar a sus amigos.
Luego de una larga caminata, llegó y vio pasar a la Cabrita Comilona que llevaba una maceta y una pala.
- ¡Hola, Cabrita! – le dijo Chimoc-. ¿A dónde te vas con todo eso?
- Debo conseguir un pino para decorar la casa de la Señora Gallina, pues allí pasaremos la Navidad. Pero aquí sólo hay molles, ficus y palmeras, ¡No veo pinos! Mi iré a buscar un pino- dijo la Cabrita alejándose atolondrada.
"¿Un pino para la Navidad?", Chimoc no entendió nada. ¡Ni siquiera sabía lo que era la "Navidad"!
Luego pasó por la casa del Conejo Saltarín que cocinaba sin parar.
- Un poco de pimienta para la ensalada, un poco más de harina para la masa, un poco más de leña para el horno... - decía el Conejo muy concentrado.
- Hola, Conejo -dijo Chimoc-, ¿me podrías invitar estas deliciosas Galletitas que veo que tienes aquí? -preguntó Chimoc que se asomaba por la ventana.
-¡No, no y requete no! -dijo el Conejo muy molesto -.
Estas Galletas son para la Noche de la Navidad. Mejor aléjate de aquí, que veo que mis manjares corren peligro... ¡Fúchila!
Chimoc no sabía lo que pasaba.
-¡Jua! ¿Qué será todo esto de la Navidad que tiene a mis amigos tan alterados?
Cuando Chimoc llegó a la casa de la Señora Gallina, se encontró con el Travieso Cuy que hablaba solo: “... un calzoncillo amarillo, una pelota con lunares, una flauta como la del conejo... qué lindos regalos de Navidad vaya recibir".
El Cuy estaba tan entusiasmado pensando en los regalos que había pedido... que ni siquiera se dio cuenta de la presencia de Chimoc.
-¿Chimoc porqué no has traído tus medias? -le preguntó el Pollito que sí lo había visto, mientras colgaba medias de lana por toda la casa como un loco.
-No tengo medias. ¿Y tú por qué estás tendiendo las medias dentro de la casa? -contestó Chimoc extrañado.
-Ji-ji-ji -rio Pollito-, estas medias son especiales. ¡Son para que me las llenen de chocolates y caramelos de Navidad!, ñam ñam de solo pensarlo se me hace agua el pico.
De pronto, entró la señora Gallina con una canasta llena de paquetes envueltos con papel de regalo.
- ¡Uff! ¡Qué calor que hace en la colina! ¡Y qué caro está el choclo! -decía la gallina mientras se desplomaba sobre su sillón.
Cuando la vio, Chimoc se le acercó a preguntarle qué significaba la Navidad, pero ella no 10 dejó hablar…
-¡Chimoc!, ¿has entrado con las patas sucias? No puede ser, ¡qué horror! Ahora tengo que volver a limpiar la casa para la Navidad. ¡Con lo cansada que estoy! ¿Sabes, Chimoc? En vez de estar aquí molestando anda y ve a buscar a Clavito para que me preste sus, discos.' Pero rápido: uno, dos, un dos. ¡A mover esas patas flacas! ,-dijo la Gallina.
Chimoc se sentía muy molesto, nadie lo había saludado y todos lo habían tratado mal.
“No parecen mis amigos”, se repetía mientras iba a buscar a Clavito.
En el camino, fue recogiendo flores podridas, agua estancada y caca de pajaritos... Voy a preparar una gran bomba apestosa para arruinar la horrible fiesta de la Navidad -dijo Chimoc y se guardó la bombita apestosa dentro de su bolsita.
Cerca de la casa de C1avito, Chimoc pensó: "Le pediré los discos y cuando empiecen a tocados: ¡buuum! Jijiji".
Cuando llegó, Clavito estaba cantando unas alegres canciones. Al verlo cantar, le dijo: -¡Clavito!, al menos tú no estás pensando en la Navidad.
Clavito sonrió, le dijo que esas canciones hablaban del nacimiento de Jesús y por supuesto que eran de Navidad.
¿Pero acaso la Navidad no es la fiesta de la comida, de los regalos y las medias, en la que todos deben estar molestos y preocupados? -preguntó Chimoc confundido.
Clavito respondió:
-Chimoc, la Navidad es la fiesta del cumpleaños de Jesús y debemos estar todos muy felices.
-¡Jua! ¿Quién es Jesús?, ¿es nuevo en la Colina? -preguntó Chimoc.
Clavito le contó que Jesús fue un hombre que llegó al mundo hace más de dos mil años para traernos un mensaje de Amor y de Vida.
Y que su cumpleaños es celebrado por millones de personas en el mundo entero, pues Jesús vive en nuestros corazones.
-¡La mejor manera de celebrar la Navidad es regalando amor! -exclamó Clavito.
Chimoc se quedó pensando: “Yo puedo regalarle amor a mi Amita, pero no a la Gallina ni al conejo, han sido malos conmigo. El Conejo no me invitó sus galletas y la Gallina me botó de su casa. Son unos pesados y les voy a tirar una bomba apestosa”.
De pronto, Clavito le dijo: -Quiero mostrarte mi lugar preferido para cantar - y jalándolo de una pata, lo llevó a la cima de la Colina.
Desde ahí, Chimoc pudo ver el cielo infinito, los árboles y el río... vio que todo era hermoso y se sintió feliz.
Entonces le dijo a Clavito -¡Jua! 'Todo esta es tan bonito que tengo ganas de cantar.
-Claro, para eso hemos venido, te vaya enseñar unos villancicos- dijo Clavito.
Al cantar Chimoc dejó de sentir rencor y se fue llenando del espíritu de la Navidad. y se escucharon, por toda la Colina unos villancicos tan lindos que conmovieron hasta a los peces del río...
Entonces los amigos recordaron que lo más importante de la Navidad es la venida de Jesús y no la cena, ni el pino, ni los regalos. Dejaron de preocuparse en los preparativos de la fiesta y fueron corriendo a buscar a Chimoc.
Y le pidieron perdón por no haberle prestado atención justamente en una fecha tan especial como la Navidad
Los amigos se unieron en un fuerte abrazo y cantaron y bailaron.
¡Chicos, la Navidad es la fiesta más linda que hay! -exclamó Chimoc muy contento.
Ya al atardecer, Chimoc se despidió de todos los animalitos de la colina, pues quería pasar la Navidad con su amita y llevarle el regalo que nunca se agota y que crece cada vez que se comparte: el Amor.
Al despedirse, todos los amigos le dijeron:
¡Feliz Navidad, Chimoc!
¡Feliz Navidad!
¡Feliz Navidad Amigos!
Autoras: Andrea y Claudia Paz
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