EL CÓNDOR Y EL ZORRO
El cóndor y el zorro se colocaron en lo más alto de la puna, a fin de soportar una terrible noche de tormenta con lluvia torrencial, rayos y truenos. Este reto podía matar a cualquiera de los mortales. El cóndor trataba de abrigarse, escondiendo el pico en su plumaje; y el zorro buscaba calor, enroscándose en su frondoso rabo. A punto de desfallecer, el cóndor desplegó sus alas cuando la lluvia ya estaba amainando; y reparó que a su lado yacía el cadáver del zorro que, por su imprudente osadía, halló terrible muerte. Desde entonces – en la escarpa de los Andes – donde sólo sobreviven los seres superiores, el cóndor sigue siendo el rey de las alturas.
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