EL ABETO

Al lado del pequeño abeto había un hermoso y fuerte roble en el que, numerosas ardillas y pájaros, construían sus casas y por eso, este roble era el más feliz del bosque.
En el roble vivía también una vieja lechuza que le tenía mucho cariño al pequeño abeto. Por eso, cuando llegaba una bandada de nuevos pájaros, los animaba a que se fueran a vivir con él.
Pero era inútil; los pájaros lo veían tan pequeño que se burlaban de él y nunca se posaban en sus ramas.
Paso un año y en invierno llegaron unos leñadores buscando un árbol de Navidad.
La lechuza les silbó para que se fijaran en el abeto y uno de ellos dijo:
- Este abeto sería el más indicado; ¿no les parece?
Sacaron sus raíces de la tierra, lo subieron a un camión y lo llevaron hasta la ciudad.
Lo plantaron en medio de un parque rodeado de flores. Muchos niños, al ver el nuevo árbol de Navidad, decían:
- ¡Qué bonito es! ¡Es el árbol más precioso del mundo!
El abeto se sintió contento y, desde entonces, vivió feliz en aquel parque.
Hans Christian Andersen.
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