
Viejo soldado de la patria mía,
orgullo del Perú republicano,
supiste libertar al pobre hermano
del injusto dolor en que moría.
Gobernante sencillo, infatigable,
tú mejoraste del Perú la suerte,
luchando hasta el instante de tu muerte
con estoico valor indoblegable.
En tu recia figura combativa
hay fulgores de la sangre nativa,
que luchan con tesón por su ideal.
Y por eso se eleva tu memoria,
Traspasando los lindes de la gloria
En un vuelo de alcance universal.
Justo Arnaldo Salas.
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