¡ECHA LA SIMIENTE!
El surco está abierto y su suave hondo
bajo el sol semeja una cuna ardiente.
¡Oh labriego, tu obra es grata al Señor!
¡Echa la simiente!
Nunca, nunca el hambre, negro segador,
a tu hogar se llegue solapadamente.
Para que haya pan, para que haya amor,
¡echa la simiente!
La vida conduces, rudo sembrador;
canta himnos donde la esperanza aliente;
burla a la miseria y burla al dolor:
¡echa la simiente!
El sol te bendice, y acariciador,
en el viento Dios te besa la frente.
Hombre que echas grano, hombre creador,
¡prospere tu rubia simiente!
Gabriela Mistral (Chile)
0 comentarios:
Publicar un comentario en la entrada