6X6 SON TREINTAISÉIS
Doña Francisca Zubiaga -esposa de Agustín Gamarra- fue mujer que, en lo política y guerrera, no cedía punto a Catalina de Rusia. Vistió el uniforme de coronel de dragones, a la cabeza del ejército. Fue lo que se llama todo un hombre, conocida con el apodo de “la Mariscala”.
A fines de 1833 se reunía en Lima la Convención para suceder a Gamarra, quien se inclinaba a favor del general Pedro Bermúdez. Doña Francisca manejaba los bártulos con tanta destreza, que la oposición perdía la esperanza de sacar triunfante a su candidato, José Luis Orbegoso. Ochenta y cinco diputados conformaban la Convención, y ella decía sin embozo que contaba con cuarenta.
El pueblo, como siempre sucede, simpatizaba con la oposición. La moda era ser orbegosista.
El 20 de diciembre de 1833, día de elecciones, desde que amaneció Dios andaban los políticos que no les ajustaba la camisa; palacio era un jubileo y lima un hervidero.
A las dos de la tarde, cuando estaban los diputados en votación, asomose doña Francisca al balcón de palacio frente al arco del Puente. Aspiraba la brisa, cuando presentose un vendedor ambulante. La Mariscala oía, sonriéndose, toda la reta hila de pregones; cuando el baratijero la emprendió con una grosera copla:
“Seis veces seis, treinta y seis. Fuera de las nueve, nada, la cuenta queda ajustada, Gran puerca, ya lo sabéis”.
Bajo su orden, los mayordomos se apoderaron del insolente y le aplicaron treinta y seis zurriagazos.
Poco después, el coronel Escudero le informaba que Orbegoso era presidente por 47 votos. Bermúdez sólo obtuvo 36. El baratijero ajustó bien la cuenta, pero no contó que doña Francisca entendía la matemática del zurriago.
Fuente: Tradiciones De Ricardo Palma.
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