
A dos amigos se les aparece un Oso: el uno, muy medroso, en altas ramas se asegura; el otro, a la ventura, finge morir repentinamente.
El Oso llega lentamente; mas, como se dice y cuenta, de muertos no se alimenta. Sin herirlo, lo husmea y lo toca; huélele narices y boca; no le siente el aliento ni el menor movimiento, y se fue diciendo sin recelo: “Muerto como mi abuelo”
Entonces, el cobarde de la amistad hace alarde baja ligero del árbol, llega y abraza al compañero, pondera la fortuna de estar sin lesión alguna y, al fin, le dice: “Sepas que he notado que te daba un recado”.
“¿Qué pudo ser?”, inquirió el compañero.
Y el amigo contestó:
“Te, diré lo que ha sido, el aviso del Oso al oído: Aléjate de la persona que en riesgo te abandona”
MORALEJA: Si solo ha de llorar, no te debes desesperar, tu amigo pronto ha de llegar.
Valor: La Amistad
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