5 de septiembre de 2010

PULGARCITO (Resumen)

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PULGARCITO (Resumen)

Pulgarcito era un niño tan, pero tan pequeñito, que fácil alcanzaba en una caja de sorpresas. Era el último de siete hermanos y sus padres estaban en la miseria. Una tarde, el niño pudo oírlos en extraña conversación.
"Que Dios nos perdone, pero tenemos que eliminar a nuestros hijos o será el hambre y la miseria quienes se encargarán de hacerlo”, decía su dolido padre y ella musitaba incesante llanto.
Horas más tarde y con engaños, el padre marchó con sus siete hijos a lo más frondoso del bosque donde los abandonaría, pero el pequeñín que había oído la terrible sentencia, fue dejando guijarros en el camino, lo que les permitió volver a su cálida casa. Su padre se sintió feliz de verlos sanos y salvos, aunque persistiría en acabar con ellos. Esa vez el padre en pleno invierno, revisó a Pulgarcito aunque no pudo hallar las migas de pan que iba a esparcir en el camino. Al ser abandonado, el niño buscó las migas y casi se muere al comprobar que las aves se las habían comido, ¡Estaban perdidos!
Mientras que sus hermanitos lloraban, en medio de la oscuridad y el grito de las fieras, Pulgarcito se subió a un árbol y a lo lejos divisó a una solitaria cabaña. "Quizás nos ayuden, pero debemos calmarnos para llegar a ella”; les dijo y sus hermanitos obedecieron.
Al llegar tocaron la puerta y un horrible sonido de pisadas hicieron temblar a la Tierra. No podían creer lo que estaban viendo: era el horrible ogro come-niños, cuyos ojos brillaron al verlos allí esperando. Los capturó de inmediato, al tiempo que le gritaba a su mujer: "¡Ya tengo siete niños para mi gran cena!", y el gigante se fue a dormir la siesta.
El llanto de los niños hizo que la mujer del ogro se apiadara de ellos y les dio la libertad. Pero el gigante los alcanzaría al despertar, por lo que Pulgarcito planeó una habilísima estrategia.
El ogro despertó y al no hallar servida la cena, puso el grito en el cielo: "¡Dónde están los niños!". Su mujer le dijo que una bruja logró liberarlos y el ogro, para ir en su busca, calzó las botas mágicas que había robado al rey de esas tierras.
Pulgarcito, por su parte, cobijó a sus hermanitos en un refugio y empezó a correr y correr en círculos, logrando marear al ogro que lo perseguía y que sufriera un ruidoso desmayo.
Al verlo así, el niño le quitó las botas, se las calzó y corrió al castillo del rey de esas tierras. Allí devolvió lo robado y el rey, agradecido, ordenó rescatar a los niños, apresar al ogro y honrar a Pulgarcito con un título y una gran recompensa. Los siete hermanitos volvieron a casa, salvaron su hogar y perdonaron a su padre por tan equivocada sentencia. Fin
Moraleja: “Todos Los Niños Son Sagrados”
Charles Perrault

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