EL LABRADOR Y EL ÁGUILA

Se levantó el hombre para perseguirla. El águila dejó caer la cinta; la tomó el labriego, y al volver sobre sus pasos halló desplomado el muro en el lugar donde antes estaba sentado, quedando muy sorprendido y agradecido de haber sido salvado así por el águila.
Siempre debemos ser agradecidos con nuestros bienhechores y agradecer un favor con otro.
Esopo
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