LAMENTO VORAZ
Ya, ya me voy -dijo Tabaqui-. Aunque me hubiera ahorrado informarles, porque podéis oírlo rugiendo en la selva.Padre Lobo escuchó. En el fondo del valle se oía el lamento seco, rabioso y chirriante del tigre cuando está hambriento.
-¡Qué estúpido! -dijo Padre Lobo-. Pensará que aquí los gamos son como los pesados bueyes en el Waingunga.
-Cuidado. No son bueyes lo que apetece. Busca al hombre.
Lo pone rabioso su olor y lo busca -dijo Madre Loba. El lamento se convertía en el ruido infernal que enloquece a leñadores y vagabundos, hasta arrojarlos a las fauces del animal. Continua
Rudyard Kipling
Fuente: Colección Amiguitos
Fuente: Colección Amiguitos
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